Comencemos por el principio… nadie sabe amar un cubo rubik,
la mayoría en cambio cuando ve uno a medio armar, intenta ponerse a jugar un
ratito en un desolado y vano intento por siquiera pegar 3 putos colores seguidos.
En todos estos años lo único que aprendí fue que con el
color central de cada una las 6 caras que lo componen es digamos, el color del
que debería tener ese lado si estuviese correctamente terminado… vaya aprendizaje
el mío.
Si tomásemos este
ejemplo de separar las caras por su color central, notaríamos a simple vista
que hay caras opuestas, figuras vecinas; colores que indefectiblemente serán mezclados
según las ganas y destreza del jugador de turno.
Supongamos ahora que de un lado está la “alegría” y en su
opuesto la “tristeza”, al costado de la tristeza la imposibilidad, en su
opuesto obviamente estarán las posibilidades, los proyectos y los boicots en
las caras restantes.
Boicots: esa cosa que hace uno mismo para cagar todo lo que
estaba haciendo bien…
Este cubo Rubik del que hablo, no recuerdo para ser sincero
como cayó en mis manos, sólo se que hace fácil 10 años (o más) me acompaña, se
bancó mudanzas de un barrio a otro, kilos de polvo y días, meses, años,
olvidados a la vista de todo el mundo, sin mover una sola articulación con una
cara que pobre, ha pasado demasiado tiempo sin ver el sol.
Pensemos y sincerémonos, cual de las 6 sería la que más he
ocultado? cual es la que usted lectora, usted lector más oculta del resto y lo
que es peor de nosotros mismos?
Alegría/Tristeza? No! eso nos pasa todo el tiempo!
Posibilidad/Imposibilidad? Proyectos/Boicots?
Quizás estas últimas hayan sido las dos
preponderantes, quedando los proyectos de culo a la repisa donde reposa el
artefacto.Continuará...
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